jueves, 31 de diciembre de 2009

En Blanco


En estas fechas todos nos proponemos resoluciones para el año nuevo: mejorar esto, eliminar lo otro, escribir más, no llorar por nadie, rebajar... Lo hacemos pensando en lo malo del año que pasa y buscando un año nuevo mejor. En mi caso, tuve un gran año y me niego a pensar que sólo me queda bajar. Estoy clara que aún me queda mucho por subir, sin embargo no quisiera cambiar nada de este año que pasa. El 2009 ha sido duro para mi país y para el mundo, para mis amigas más cercanas y para todas las familias que han tenido que atravesar esta crisis mundial, moral y económica.

En lo que a mí respecta, me he encontrado como maestra, he terminado mi maestría he tenido que descubrir el romanticismo decimonónico hispanoamericano y también descubrir que me gusta. He visto a Puerto Rico desde la distancia y desde la cercanía; lo he echado de menos y de más. He visto relaciones terminar y me encuentro empezando una, mía, para mí. He sentido mi cabeza explotar de ansiedad y casi vomitar de todo lo que no me iba a dar tiempo de hacer, pero lo hice. He estudiado mis límites y he encontrado mi adultez. He visto que soy más felina de lo que quisiera y que mi aversión a los gatos es producto de que soy un gato. Pero, sobre todo, me he dado cuenta que para el año nuevo no quiero nada nuevo... que lo voy a empezar con una sola propuesta: seguir adelante con lo mismo que me había propuesto para el pasado. Quiero seguir practicando a hacerme caso a mí misma. Que "misma" esté contenta con lo que hace y que sea consecuente con lo que dice.

Por primera vez en mucho tiempo me siento que lo tengo todo, todo y más. Se me hace bien difícil escribir cuando estoy feliz porque siento que suena cursi, fácil y con una simpatía plástica. Quiero decirlo todo pero no consigo sentarme. Pero este año 2009 en el que parece que la maestría secó mi pluma, quería terminarlo con unas palabras; vacíarme para empezarlo en blanco.

Leyendo sobre todas las cosas que te recomiendan los astrólogos, esas limpiezas con alcanfor, o baños con ungüentos, se me ocurrió que lo mejor es empezar de cero. Lo que hace que la lista de cosas por hacer, ese "to do" que mal llamamos resoluciones, sea una cosa más que evite que uno empiece realmente en blanco; porque al fin y al cabo, mañana es otro día más. Saldrá el sol por el mismo lado y así se pondrá.

Vivimos en una época en la que se le está dando demasiada importancia a cosas que realmente no la tienen, y se está dejando de lado un mundo entero. Tenemos que redescubrir el capital humano con el que contamos porque el hombre, en definitiva, es lo que más vale. Lo más que me gusta del 31 de diciembre es el 1 de enero. En mi familia tenemos una tradición de reunirnos nuevamente y traer todas las sobras de las fiestas navideñas para hacer una olla podrida (una especie de cocido enorme en el cabe de todo), literalmente nos comemos hasta las sobras del año que se va, lo aprovechamos todo. En esta comida de pobres que rehacemos con un sofrito nuevo, compartimos en familia y cantamos, bohemios, hasta que se vaya el sol. Pasamos de las galas de la despedida a los vaqueros y camisetas del día a día para compartir down to earth.

Mi deseo en este nuevo año es seguir tan bien como iba, aprovechar esta inercia positiva que llevo y poder irradiarla a mi alrededor. Ha sido un gran año; año de hacer amistades, reencontrar a otras, de logros académicos y profesionales y de crecimiento personal incalculable. Sobre todo, y como uno de los mayores logros, me he permitido el lujo de enamorarme; de tomar el riesgo de darlo todo y hacerme cada día más vulnerable ante una persona que me corresponde. Ese lujo que es abrir el corazón y exponerlo a todo daño pero, más aún, a todo beneficio.

Soy una chica con suerte. Me llevo lo bueno, ya lo tengo, y no pienso en lo malo. Con eso puedo, y no mucha gente comparte mi suerte, empezar en blanco.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Los hombres de mi casa o El olor del vino hirviendo


Siempre recurro a estos temas... por primera vez entiendo a los poetas obsesionados con la rosa, el mar o la tierra patria. Estar alejada de mis letras me hace querer escribir de todo lo que veo pero, al final, la pereza puede más que el entusiasmo. Sin embargo, la cocina y las letras, para mí, siempre han mezclado bien. Hoy, escucho salsa clásica, bomba y plena... disfruto del aire fresco del final del verano sevillano mientras guiso un fricasé de ternera en la olla a presión. La voz de mi padre resuena en el fondo de mi alma junto con el olor del ocasional cigarro de algún transeunte que recorta los kilómetros con su aroma.

Cocinando un fricasé para mí sola, con un litro de vino blanco.
Suena a mi abuelo, a mis tíos y a mi papá.
Tienes que probar la olla podrida... Cómete un guineo... Te queda grande... Dicen los hombres de mi casa.

Cierro los ojos y bailo un bolero con abuelo y de postre un merengue con papi. Mi hermano Quique está sonando los cueros y Pepe ameniza en las cuerdas. Enio Andrés le pone la melodía al cuatro. Gabi prepara la siguiente canción para que Rei y yo la bailemos... miro hacia atrás y Ricky me sonríe con ojos risueños. Termina la canción y Gilbertito y yo nos tomamos un mojito mientras Tio Enio saborea el tinto trajo de su cava. A todo esto Juan Pablo me mira con ojos de payaso y se niega a bailar. ¡Qué suerte tenemos la nenas de casa!

El fricasé quedó perfecto, pero aunque me quemaba la lengua estaba frío porque no lo hizo mi papá.

miércoles, 29 de julio de 2009

Un número más



Water Drops On Water Top por PhotoOvr.


Laura, una joven de 20 años, y su novio, Enrique, se fueron al centro a celebrar el cumpleaños de él con sus padres. Se fumaron los cigarrillos en la terraza, se bebieron sus copas antes de que el calor las aguara y se comieron su comida mientras aún estaba caliente. Luego de una cena deliciosa, regresaron a casa temprano porque los padres de Enrique salían de viaje el viernes de madrugada. Laura y Enrique se despidieron amorosamente mientras hacían planes para ir a la playa en el caluroso fin de semana de junio que inauguraba la temporada de huracanes. Los padres de Enrique se fueron a su viaje mientras los padres de Laura regresaban del extranjero. Ese domingo estuvieron toda la tarde sentados en la orilla hablando del porvenir.

***

Esa misma noche estival, en el centro, un muchacho adolescente fue abaleado frente a un restaurante por dos individuos que lo persiguieron en motocicleta desde un barrio vecino. Los cigarrillos de los testigos se cayeron al suelo, las copas se quedaron solas en las mesas y la comida se enfriaba, mientras la gente salió a la calle; mientras los que paseaban por el centro se acercaron a ayudarle. Sus miradas frustradas vieron su sangre derramarse sobre los adoquines coloniales que tanto han visto. La policía llegó tarde y lo registraron… lo de siempre, dijeron. Al día siguiente el titular de un apunte noticioso en una página rebuscada del periódico decía que las estadísticas de muerte criminal aumentaron, con la suma del siniestro de la noche anterior, en comparación con las del año pasado.

***

Los padres de Enrique se fueron temprano a su casa porque salían de viaje el viernes de madrugada. Enrique y Laura se quedaron en el centro para dar un paseo y encontrarse con otras amistades con quienes celebrarían el cumpleaños del joven. De la mano cruzaron hacia un bar y en la acera se detuvieron a hablar, a mirarse, a respirar… Me van a matar, gritaba un muchacho adolescente que se les acercó corriendo, tomó a Laura de la mano y se acuclilló detrás de ella… entre ella y la pared. Ella entre la bala y él. Herida de muerte, cayó. Los cigarrillos de los testigos se cayeron al suelo, las copas se quedaron solas en las mesas y la comida se enfriaba, mientras la gente salió a la calle; mientras los que paseaban por el centro se acercaron a ayudarla. Enrique, ayuda… fue lo último que dijo antes de perder el conocimiento. La policía llegó tarde y, conmovidos, maldijeron la guerra que se desataba en los barrios de la ciudad. Los padres de él no se fueron de viaje y los padres de ella regresaron antes porque su hija yacía inconsciente y desangrada en el hospital mientras la policía interrogaba al que, de cuclillas, la usó de escudo; mientras encontraban a los sicarios adolescentes que le drenaron el alma a Laura. Al día siguiente la calle estaba cerrada y seguían buscando respuestas… cientos de personas acudieron al hospital para esperar a los padres de Laura y acompañar a su hermanita y a Enrique. Cientos de padres se solidarizaron con los padres de Laura y cientos de jovencitas pensaron esa podía haber sido yo. Todos querían Justicia.

***

¿Qué es Justicia en este mundo en el que vivimos? ¿Que Laura pueda hablar de futuros en la orilla de una playa o que el muchacho perdiese su vida y se convirtiera en un número más? ¿Somos nosotros quienes estamos en cuclillas entre la bala y la pared? Hoy me atrevo a pensar que podríamos tener un mundo donde nadie sea un número más. Que nos dejemos conmover hasta por la más mínima regularidad.


En memoria de Laura Rivera e inspirado por la historia de la partida de la joven Patricia Hernández


Publicado también en laplumaafilada.es bajo Ideas Utópicas

lunes, 15 de junio de 2009

Ideas utópicas para tiempos de crisis

Esta entrada pertenece a una columna que escribo para la página www.laplumaafilada.es - ideas utópicas

Julián se levanta y se pone su único par de zapatos. Con la misma ropa con la que se acostó, sale de la vivienda que comparte con otras 6 personas que no conoce y saca un papel arrugado del bolsillo del chándal. Piensa por un momento en dónde queda el sitio que pone en el desgastado papel que lee con dificultad.

Al llegar encuentra una cola enorme, pero la paciencia es una virtud que su condición social le ha enseñado muy bien. Un tiempo después fue su turno y le entregaron un sobre.

–Firme aquí-, hace un garabato y se va al banco.

-Aquí tiene su sueldo básico- le dice el empleado del banco del estado. –Recuerde que todos los meses tendrá que venir a recogerlo. No es mucho pero con esto tendrá para las cosas básicas.-

Julián no sabía qué hacer primero. Nunca había tenido un trabajo por más de un mes, mucho menos un sueldo. En ese momento entró en un bar para desayunar y escuchó en el telediario…

-El derecho al polémico sueldo base ha sido implementado hoy para todos los ciudadanos en pos de restaurar una economía deprimida y lidiar con el hecho de que no existe trabajo para todos. El gobierno ha propuesto que todos los mayores de edad reciban una cantidad mínima para sus necesidades. Aquellos que tengan trabajo podrán disfrutar y mantener su modo de vida y quienes no alcanzan a saber lo que es un día sin preocuparse por lo que van a comer con qué van a sustentar a su familia podrán tener una mejor calidad de vida.- La reportera parecía emocionada mientras relataba los hechos. –En palabras del presidente: “No podemos optar a un mundo mejor si más de la mitad de nosotros se preocupa por las cosas básicas (comida, ropa y un techo donde vivir). Con esta medida pretendemos proveer una vida digna para todos los ciudadanos. En la naturaleza observamos cómo las especies se organizan para trabajar y sustentarse cada una según sus necesidades: En una colonia de hormigas vemos cómo trabajan duro estos pequeños animales, sin embargo, muchas no trabajan porque no hay trabajo para ellas o simplemente esperan su turno… algunas mueren sin trabajar y eso no significa que se queden sin alimento o sin casa. Eso buscamos, velar por el bienestar de todos según sus necesidades y condiciones. –

Julián no entendía bien lo que escuchaba, pero por primera vez en mucho tiempo ya no tenía hambre.

domingo, 10 de mayo de 2009

¡Mi mamá me ama!


Preparado para la homilía del día de las madres 2009.

Buenos días a todos y felicidades a todas las madres en su día. Para los que no me conocéis, soy Diana Torres y les estoy hablando desde Sevilla, donde hago mis estudios doctorales. Desde aquí mando un beso y un abrazo a mi mamá: Lirio y a mis abuelas y tías que me estarán viendo. En especial, también a mi madrina Nanita quien me ha dado la oportunidad de dirigirme a vosotros en este día tan bonito en el que celebramos a nuestra madre.

Todos sabemos que madres sólo hay una. Es por eso que una vez al año nos detenemos para honrarlas de una manera especial. Y, qué mejor mes que en el mes de María, nuestra santísima madre. En mayo, los católicos centramos nuestras miradas hacia la madre de Jesús… la madre por excelencia. San Josemaría decía: “¡Madre! –Llámala fuerte, fuerte.- Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha.” Desde lejos cuando las cosas se ponen complicadas, ¿cuántas veces decimos ¡quiero estar con mi mamá!? Buscamos el regazo materno de la misma manera que le rezamos a María porque la madre tiene un don de consejo único y nos conoce mejor que nadie… por eso siempre tiene la palabra justa y el gesto cariñoso.

La mujer lleva consigo el poder de dar vida y con ello la responsabilidad de hacerlo bien. Mi madre, mi mayor ejemplo junto con María. -y para mí es un orgullo hablar de mi mamá y de María en la misma oración- lo ha hecho estupendamente. Nueve veces ha dado vida, un pedacito de su alma lo ha entregado a cada uno de nosotros. Como la mayor y además mujer, puedo decir que desde la adolescencia me he sentido como su ayudante consorte, especialmente con mis dos hermanas pequeñas. Sólo puedo esperar ser tan buen ejemplo para ellas como mi madre lo ha sido para mí. En esos años conflictivos de “teenager” recuerdo que a veces me molestaba que me dijeran que tenía que ser un ejemplo para mis hermanos, especialmente si tenía que ver con los famosos –Mami ¿puedo salir con no sé quién, o me puedo comprar un no sé cuánto?-. Ahora, años después lo entiendo perfectamente y se lo agradezco en cantidad.

El amor de madre lo puede todo. De pequeña siempre me enseñaban que María era como mi mamá en cuánto se refería a nuestro trato con Dios. Nunca se me olvidará, además porque lo tengo por cierto, cuando me enseñaron que María es la intermediaria entre nosotros y el Padre. Me dijeron –Es como cuando quieres pedirle algo a tu papá y primero vas donde tu mamá. “A Jesús siempre se va y se “vuelve” por María”, decía también San Josemaría. En Caná fue María quien perseveró hasta que Jesús hizo su primer milagro. Las asperezas de los hombres se suavizan fácilmente con la mano de la madre.

-Madre ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre- Le dijo Jesús desde la Cruz a María y a San Juan. La figura materna es tan necesaria que es instintiva. Cuando nos bautizan nos dan unos Padrinos para ayudar a nuestros padres a criarnos en la Fé. Para mí es un honor llamarme como mi madrina Diana, otra de las madres excelentes que tengo en mi familia. Luego cuando uno se confirma escoge un padrino, en este caso tengo a Nanita, quien me acompañó en mi reafirmación como católica y con quien comparto una bella labor apostólica dentro y fuera de la parroquia. Mis dos madrinas son madres y ¡qué madres! Imaginaros cómo me sentí cuando Ileanita me pidió que fuera su madrina en su confirmación. ¡Qué ilusión! Tener una ahijada, otro importante entrenamiento para cuando me toque ser madre.

En la distancia se me hace inevitable rodearme de figuras maternales. Si mi madre y mis madrinas no están, figuras como ellas se vuelven indispensables. Busco sus virtudes en las mujeres que me rodean. Mi jefa y mentora no puede ser más maternal porque es imposible. Tiene la disciplina que mi madre me inculcó pero a la vez la dulzura y compasión que me brinda incondicionalmente. Recientemente he conocido los padres de una amiga Sevillana y qué hermosa familia tiene. Me recuerdan tanto a la mía que me siento muy a gusto con ellos. Tan pronto llegué a su casa me acordé de mi madre –Hay que saludar a la señora de la casa- y eso hice… de alguna manera sé que ese respeto a la familia y a los padres de mis amigos lo he aprendido de mami y es la razón por la que ellos, los padres de mi amiga, se han volcado conmigo.

Los domingos son los días familiares por excelencia, ir a misa para mí es vivirlo en familia, cuando no puedo estar en de Barbacoa en Palmas o en Cristo Redentor cantando con vosotros, en la Iglesia me siento como en casa. Desde que vivo en Sevilla, la Madre Iglesia ha sido mi refugio. Mis padres, en especial mami, me han inculcado una fuerte fé católica y por una horita en misa estoy siempre con ellos. Es muy fácil dejarse llevar por el sentimiento y la nostalgia pero con el tiempo me he dado cuenta que cuando voy a la Iglesia, no sólo los domingos, estoy con mi familia; con Jesús, José y María a quienes doy el corazón y en alma mía, quienes están siempre conmigo y en quienes mi alma descansa en paz.

De nuevo quiero felicitar a las madres, porque se lo tienen muy merecido y agradecer a María porque en ella tenemos todas las respuestas. Además me consta que no soy la única que desde lejos se ha detenido para mandar un mensaje cariñoso y alegre a las madres que están aquí presentes. Espero que lo disfrutéis tanto como yo he disfrutado enviaros este humilde mensaje.

sábado, 14 de febrero de 2009

Love Free or Die Hard





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...y lloro sin que tú sepas que el llanto mío
tiene lágrimas negras como mi vida...

No sé qué decir cuando lo que se dice es tan repetitivo.
Sólo sé que el amor es una fuerza de la naturaleza que apenas podemos controlar. Que hace todo tipo de racionalizaciónes inválidas y, a veces, pero sólo para los más afortunados, no parece una montaña rusa.


Me levanté pensando en Shakespeare y todas sus historias de amor desencontradas. Sus starcrossed lovers siempre me cautivaron y me han hecho llorar una y otra vez, sin embargo, un llanto de alegría porque un amor así no cabe en este mundo. Entonces, ¿qué amor cabe? Mi favorito es el de la primera carta a los Corintios, sí, el de las bodas y el que, hasta la saciedad, se repite una y otra vez en pequeñas dosis en tarjetas de Hallmark y arreglos de flores y pasa desapercibido. Pero de vez en cuando podríamos leerlo en grande... es ese amor que no sólo tiene un versículo, sino 13; Hoy, 14, te lo recuerdo...



Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.

El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.

Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.

También quisiera recordarte que el amor trasciende los límites de la pareja y que se debe buscar en todas las relaciones que cultivas. En otras versiones de la carta a los Corintios en vez de decir Amor dice Caridad, cosa que encuentro más apropiada, aunque se debe explicar mejor. Poco a poco se nos olvida lo que es la caridad y cuán importante es. Más allá de la filantropía de las ONG y las organizaciones sin fines de lucro, la caridad es esa virtud que potencia todo tipo de amor y amistad genuina. Aunque los actos caritativos-benéficos son importantes, no abarcan el significado completo de la palabra. La caridad es ese amor libre que obedece al altruismo y la paciencia. Es poner a otros antes que a ti mismo con o sin saber si serás tratado con la misma moneda... pero el que siembra amor lo recibe.

El amor es un bien valioso que tampoco ha de ser desperdiciado, no lo eches a perder en empresas imposibles o estériles cuando hay tanto que hacer germinar con ese amor. No lo confundas con pasión, que puede ser una buena aliada pero a veces su peor enemiga. Busca en tu interior a los que te aman con sus acciones, a esos que son incondicionales y en ellos encontrarás refugio y no desolación. El amor perdona porque sabe reconocer el propósito de enmienda verdadero, perdona y olvida... ¡pero aprende! La caridad no conoce el rencor. La caridad piensa antes de hablar, de actuar, de decidir...


¿Qué sabía Shakespeare que nosotros no? Conocía las profundidades del amor y sus consecuencias. Sabía de las idiosincracias que no lo dejan florecer y recurría a lo único que podía contra ellas, la muerte. Es una pena que, para muchos, no es hasta la muerte que no reconocen su error; no es hasta verle la cara al sufrimiento que no reconocen su falta de caridad y, lo peor: es ahí, al borde de la angustiase, que se dan cuenta que sin amor no pueden vivir.

A veces me gustaría vivir en la Verona de los Capulet o en la Dinamarca de Hamlet; lugares lejanos donde el amor era incuestionable y vivías amando o la vida no tenía sentido. Me encantaría tenerlo tan claro como Julieta u Ofelia; para ellas no había luchas familiares o polémicas de suceción que cuestionaran lo que sentían. Para ellas las banalidades de la vida no tenían partido en el amor. Lloramos cuando mueren porque muere con ellas el amor en esta vida, pues sólo puede ser libre en la muerte. Así lo dijo Quevedo mucho antes que el marketing hiciera burla de él.


Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;

Mas no, de esotra parte, en la ribera,
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
Venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.


Ahora tú decides cómo quieres vivir la Caridad, pero recuerda...

Love Free or Die Hard.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Fotosíntesis


Finalmente me siento a escribir en mis margaritas abandonadas a ver si no se marchitan tanto como yo.

¿Cómo hacemos los caribeños para vivir fuera de nuestro trópico de Cáncer? Quizás soy sólo yo, que también soy cangrejo de mangle y hoja de palmera. Estos meses el Sol va saliendo más tiempo cada día pero las nubes en estas latitudes mediterráneas no dejan que seres como yo hagamos nuestra muy necesitada fotosíntesis. No es sólo por la vitamina D que necesitamos todos, sino porque este Sol de mentira que se asoma 3 horas diarias, cuando no llueve, no me da ni para borrar el barrunto constante que tengo en los hombros y mucho menos para calentar el tuétano helado de mis pies. He tenido que recurrir a darme largas duchas de agua hirviendo y aún así me tiemblan los dientes al acostarme.

Dicen que Sevilla es una ciudad con un clima envidiable en invierno pues hay ciudades mucho más hostiles, Sevilla sólo se desquita de sus habitantes en verano. Sabiendo que mi hermano está bajo un metro de nieve no me debo estar quejando mucho. Por lo cual compro mis plantitas y siempre me inclino por las tropicales. Sí, tengo un coco florecido en mi salón y una bromelia sin coquíes al lado de la mesa del comedor. Trato de reconocerme en ellas y tratarlas como me trato yo misma en esta temporada. Además, sé que en verano lo van a pasar mejor que yo. Poco a poco las tengo que ir sacando al balcón a que cojan Sol directo y hagan su bien merecida fotosíntesis, así como lo necesito yo; les echo agua para que siempre tengan la tierra húmeda y cuido que no les quede un charco en el plato para que no se pudran, con el poco calor que hay, jamás se evaporaría. También tengo una hierba buena, que me dijeron que es de buena suerte, aunque parece más hierba mala pues no la tengo ni que mirar y crece fuera en este tiempo inmundo.
En las mañanas es cuando único entra el Sol en mi casa, Sol que dura un ratito antes de subir demasiado alto en el firmamento o de esconderse tras una nube. Miro mi coco y evito el frío al imaginarme en la playa viendo las hojas verdes y amarillas de las palmas meciédose al ritmo de las olas. Pienso en canciones como "Bajo un Palmar", "Soñando con Puerto Rico" , "Verde Luz" mientras quiero escuchar "Ensillando mi caballo" y conseguirme un guitarra para cantar "Amanecer Borincano". Así, pero sólo de mañana, es que consigo recargar mis energías y hacer fotosíntesis aunque mi piel se ponga cada vez más blanca.


Una foto vale más que mil palabras...