martes, 11 de marzo de 2008

Puertorriqueños

Aquí adjunto un artículo que me llegó por correo electrónico y que dice ser escrito por uno de los autores que más admiro: Gabriel García Márquez. Esta margarita no es mía pero me parece muy curiosa y fuente de reflexión. Espero que lo disfruten.

Esos que llaman puertorriqueños..... Son un caso

Quiénes son los Puertorriqueños, según
Gabriel Garcia Marquez

No hay nadie que no conozca a un puertorriqueño o, por lo menos, conoce a alguien que conoce a un puertorriqueño. De todas maneras, le preguntaron en una ocasión a un reconocido sabio maestro:

¿Qué es un puertorriqueño?

Su respuesta fue la siguiente: ¡Ah, los puertorriqueños... que
difícil pregunta! Los puertorriqueños están entre ustedes pero no son de ustedes. Los puertorriqueños beben en la misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen de la música.

Los puertorriqueños toman en serio los chistes y hacen chistes
de lo serio. No creen en nadie y creen en todo. ¡No se les ocurra
discutir con ellos jamás!

Los puertorriqueños nacen con sabiduría. No necesitan leer,
¡todo lo saben! No necesitan viajar, ¡todo lo han visto! Los
puertorriqueños son algo así com o el pueblo escogido, por ellos
mismos.

Los puertorriqueños se caracterizan individualmente por su
simpatía e inteligencia y, en grupos, por su gritería y
apasionamiento. Cada uno de ellos lleva en sí la chispa de genios y los genios no se llevan bien entre sí, de ahí que reunir a los puertorriqueños es fácil, pero unirlos es casi imposible.


No se les hable de lógica, pues eso implica razonamiento y
mesura y los puertorriqueños son hiperbólicos y exagerados. Por ejemplo, si te invitan a un restaurante a comer, no te invitaron al mejor restaurante del pueblo, sino al mejor restaurante del mundo.

Cuando discuten, no dicen: No estoy de acuerdo contigo sino
¡Estás completamente equivocado!

Tienen tendencias antropofágicas; así entonces ¡Se la comió! es
una expresión de admiración y comerse un cable es señal de una situación crítica. Llamarle a alguien come mierda es un insulto lacerante.

El puertorriqueño ama tanto la contrad icción que llama monstruos a las mujeres hermosas y bárbaros a los eruditos. Si te aqueja alguna situación de salud te advierten ¡Mano, debiste hablar conmigo para llevarte donde un pana mío médico que es un caballo!

Los puertorriqueños ofrecen soluciones antes de saber el
problema. Para ellos nunca hay problema. Saben lo que hay que
hacer para erradicar el terrorismo, encausar a América Latina,
eliminar el hambre en África, pagar la deuda externa, quién debe
ser presidente y cómo Estados Unidos puede llegar a ser una
potencia mundial.

No entienden por qué los demás no les entienden cuando sus ideas son tan sencillas y no acaban de entender por
qué la gente no quiere aprender a hablar el español como ellos.

¡Ah, los puertorriqueños... No podemos vivir mucho con ellos,
pero es imposible vivir sin ellos! Dedicado con cariño a los
habitantes del mejor país del Mundo...

Gabriel García Márquez

La desesperación de una margarita


Llevo 18 días de vuelta en Sevilla de lo que fueron unas largas navidades y un corto período de investigación. Salí corriendo del frío andaluz a finales de noviembre buscando el calor del caribe y de mi hogar. También, estaba buscando un tema de tesis y mi rumbo. El tema lo encontré... ahora sí, el rumbo está todavía por verse. Sin embargo, el verme de nuevo aquí, en mi piso, con mis compañeros y amigos... ha hecho que las dudas sobre si me quedo o me voy vayan disipándose, aunque no revelaré aún el resultado de mis reflexiones.

***

El 21 de febrero llegué a mi piso y me encontré con un montón de correspondencia por abrir. Entre las cartas, había una carta certificada de la oficina de extranjería de Sevilla. Rápidamente la abro porque pienso que es la cita para poner la huella que renovaría mi ya caducado documento de identidad (DNI). En su lugar, encuentro una carta solicitándome dos documentos que faltaban para completar el trámite de renovación de visado. La carta cerraba diciendo que tenía 10 días para entregarlos o mi solicitud sería desestimada. Los diez días habían pasado hacía un mes.

De repente, el cansancio del viaje transatlántico, el jet-lag, el hecho de que me habían robado el móvil en el aeropuerto de Madrid-Barajas y que me encontraba sola en mi apartamento, hicieron muy evidente el cambio geográfico. Ya no estoy en mi casa, donde tengo siempre alguien de quien recostarme, aquí mi independencia es clave para mi supervivencia (esta vez de verdad... no esa independencia que supone usar el coche de mis padres...). No pude evitar llorar.

***

Un año antes, a las 8am, me encontraba en la cola monumental que se forma en la Capitanía de la Policía en la Plaza España de Sevilla. Había dos largas filas, si así se le puede llamar a los conglomerados de gente que se divisaban uno a cada lado de la puerta, dividas por un guardia de segurdad. "Comunitario! Comunitario!", gritaban con acento los de la izquierda. Mayormente gente de rasgos europeos, pero de Europa del Este. Sí también son europeos, comunitarios, aunque no tengan libertad de tránsito y empleo en el resto de los países de la UE. La desesperación se les notaba en el timbre de su voz. Al otro lado de la fila abundaban las caras de resignación que pertenecían a una gran gama de rasgos faciales: latinoamericanos, asiáticos, africanos... no hacían mucho ruido y guardaban debajo del brazo, con mucha fuerza, un sobre con papeles. En esa cola es que me tocaba a mí. "¿Para visado de estudiante?", le dije al guardia. "¿De qué país?", me contestó de mala gana, "Estados Unidos", titubé por razones que están estrechamente vinculadas al color de mi pasaporte y a las condiciones en las cuales soy su portadora. "Al fondo", me señalo la más silenciosa, pero más larga, de las colas.

Allí esperé casi dos horas a que me dieran un número para volver a esperar para que me atendiera una persona. Durante ese tiempo en el que estaba de pie, fuera de la oficina, observaba las personas que entraban y salían, que hablaban con el guardia y se iban... En ese momento pensé para mí: "Menos mal que tengo todos mis documentos en orden, sólo me toca esperar". Me tranquilizaba pensar que siempre tendría las cosas en buen estado y que no tendría que formar parte de los que no sabían si hoy les iban a conceder el permiso que buscaban. Ellos tendrían que regresar todos los días para ver si ese sería su día de suerte.

***

Cuando leí, "... en el caso de que no cumpla con este requisito, se le tendrá por desistido/a de su petición..." fue como si me colocaran en la cola de la derecha, junto con todos los que tenían que probar su suerte diariamente. Lo peor era que los documentos no eran muy complicados de conseguir y que, yo pensaba, que si en la residencia no me hubieran recibido la carta... este desastre no estaría ocurriendo.

Respiré hondo y me puse las pilas para conseguir los documentos, al cabo de unos días y muchas vueltas por Sevilla, los tenía. Menos mal que soy espabilada y que trabajé orientando estudiantes internacionales en estos trámites. Pero eso no me eximía de levantarme al amanecer al día siguiente, sumándole más horas al jet-lag, para perder la mañana en capitanía; esta vez en solidaridad con todos los que tienen su futuro en España incierto.

Mis amigos me decían que no me preocupara, que yo tenía evidencia de no haber estado aquí; que, contando con la burocracia española, no habrían mirado mi expediente aún... y yo no hacía más que preocuparme. Al final, tenían razón. Mi expediente estaba intacto y en espera de mis documentos sin mayores inconvenientes. Los entregué una semana después. Ahora estoy a la espera de la solicitud para colocar la huella.

Por creerme Margarita, pensé que me distinguía entre los demás, cuando realmente soy otra más del montón de inmigrantes que viven en España.

lunes, 10 de marzo de 2008

Desde Puerto Rico en Adviento... la Semilla

Escrita el martes 18 de diciembre de 2007
Modificada para la misa de aguinaldo del martes 18 de diciembre, por delegación de Nanita!


Bueno... hoy toca el punto de vista del estudiante. Lo digo así porque tan pronto Nanita me dijo que hablara pensé en los libros que consultaría para escribir la reflexión y en que tenía que repasarme las lecturas de hoy, bueno... el típico trabajo de documentación bibliográfica al que estamos acostumbrados y según el cual actuamos por defecto. Pero, anoche... hace unas horas, mientras ensayábamos para la misa de Gallo, me dijeron que escribiera del corazón... y algo de unos emails que mando y que ponen a llorar a toda la famlia... y como estamos en familia... aquí va la versión 1.2 de algo que escribí hace unas semanas.

Desde el otoño del 2003 me encuentro en una relación muy estable con España, en específico con la ciudad andaluza de Sevilla. Motivada, en principio, por los estudios... consiguió fuerza por el amor y ahora ha comenzado su momento más importante... Sevilla y yo nos estamos doctorando el literatura hispanoamericana e historia de las américas. Jamás imaginé que iba a experimentar Sevilla de tan diversas maneras, en especial esta última, pues marca el inicio de mi carrera profesional y mi indepencencia personal (siempre cuestionable :). Todo esto gracias a mis méritos e inquietudes (o las hormigas que tengo en el culete) pero en especial a mis padres, que me dieron esa primera oportunidad del intercambio y nunca me cerraron lo que ya es un puente aereo entre Cupey y Sevilla.

Hace poco más de dos meses que me monté en un avión hacia Sevilla. De camino a lo que, durante todo el verano, llamé mi casa sin saber lo que estaba diciendo. No pasó un mes y ya necesitaba estar en Puerto Rico, en mi hogar. Por momentos era la nostalgia familiar, en otros era la proximidad de las fiestas navideñas y, en muchas de las ocasiones, echar de menos a los amigos que tanto bien me hicieron durante el verano. El día antes de irme Edmaris me decía, "no te digo que te quedes, que no te vayas, porque si yo fuera tú no pensaría dos veces el irme a vivir a España." Pero ante mi primer titubeo sobre si regresar temprano o no ella me decía que no lo pensara y que acabara de llegar, que estaría mejor aquí. Supongo que en última instancia tenía razón, como siempre. Paola, mi compañera de piso en Sevilla y gran amiga, me decía que si iba a estar mejor en mi casa... que si entre los pros y contras Puerto Rico en Navidad se llevaba los puntos... pues que me fuera. Finalmente mi madre y mi tutora me encontraron en un estado de letargo tal que apoyaron mi regreso temprano a la isla; siempre y cuando trabajara desde acá.

Esos dos meses, que parecen un año como mi abuela me decía, más que un período de investigación académica fueron un espacio de introspección personal necesario para centrarme en mi propósito, tanto profesional como individual. Supongo que surgen de mi necesidad intrínseca de estar inconforme, para bien o para mal, siempre inconforme. A veces quisiera poder conformarme fácilmente con las cosas, pero no sé si es la terquedad o el perfeccionismo o qué. Estando en Sevilla añoraba el desastre de mi casa, la calidez de mis hermanos (incluyendo sus gritos y pestes), el calor de Puerto Rico, la sensación de que las navidades ya estaban aquí... en fin, un sinnúmero de cosas que son imposibles de tener cuando se está tan lejos del terruño propio. Desde acá veo cómo echo de menos la privacidad de mi piso, las tertulias con mis compañeras y vecinos de la resi, la ropa de invierno (aunque no él frío)... pero algo que no echo de menos es la soledad que se puede llegar a sentir entre cuatro paredes frías y muchas veces vacías. A veces me sentía tan sola que no me podía ni concentrar para estudiar.

Lo que me lleva a pensar horrorizada: será todo esto sólo excusas para no hacer algo que no me llena del todo (comenzar con mi tesis) o es un momento que debo superar para poder trabajar con la investigación? Mis compañeros del doctorado y mi tutora coinciden en que éste es el momento de tanteo y dudas, que se siente como perder el tiempo pero que realmente no lo es. Pero, ?cómo uno sabe si realmente no se está engañado y no está perdiendo el tiempo? Sólo el tiempo y los resultados dirán, y para mí, inconforme y para colmo acelerada, es muy difícil de tolerar... siempre siento que vivo con prisa.

Ahora que estoy en Puerto Rico, que he puesto los árboles de navidad de mi casa (sí plural, son tres); que he visto el especial del banco popular con mi familia; que me ha dado frío con los setenta y tantos grados que hace aquí de tarde; que he tomado coquito; queestoy cantando con el coro... y todas esas pequeñas cosas que definen la tan importante navidad puertorriqueña y que creía que me curarían de mi despiste académico, me encuentro de nuevo en el principio. Aquí, sinceramente, sin saber de qué escribir la tesis y sintiéndome profundamente culpable de no llenar las expectativas de todos los que me tienen en alta estima, empezando por mí.

Ahora en Adviento, en medio de la expectativa por la venida de Jesús, pido que comience de una vez mi trabajo. Que esta navidad que tanto esperaba y que nos estamos preparando para celebrar en grande vuelva a la semilla (como escribía Alejo Carpentier), al origen... las fiestas de la luz, la luz que para nosotros significa el niño Jesús. Que de su mano y con la alegría de su llegada podamos emprender caminos desconocidos y misteriosos. Qué él me traiga la fortaleza para no hacerme quedar mal ante mí misma y la fuerza de voluntad para empezar, ya sea en este lado del charco o el otro.

Desde Puerto Rico en Adviento... la semilla.

Escrito el martes 4 de diciembre de 2007

Hace justo dos meses que me monté en un avión de camino a mi casa en Sevilla. De camino a lo que, durante todo el verano, llamé mi casa sin saber lo que estaba diciendo. No pasó un mes y ya necesitaba estar en Puerto Rico, en mi hogar. Por momentos era la nostalgia familiar, en otros era la proximidad de las fiestas navideñas y, en muchas de las ocasiones, echar de menos a los amigos que tanto bien me hicieron durante el verano. El día antes de irme Edmaris me decía, "no te digo que te quedes, que no te vayas, porque si yo fuera tú no pensaría dos veces el irme a vivir a España." Pero ante mi primer titubeo sobre si regresar temprano o no ella me decía que no lo pensara y que acabara de llegar, que estaría mejor aquí. Supongo que en última instancia tenía razón, como siempre. Paola, mi compañera de piso en Sevilla y gran amiga, me decía que si iba a estar mejor en mi casa, que si entre los pros y contras Puerto Rico en Navidad se llevaba los puntos, pues que me fuera. Finalmente mi madre y mi tutora me encontraron en un estado de letargo tal que apoyaron mi regreso temprano a la isla; siempre y cuando trabajara desde acá.


Esos dos meses que parecen un año, como mi abuela me decía, más que un período de investigación académica fueron un espacio de introspección personal necesario para centrarme en mi propósito, tanto profesional como individual. Supongo que surgen de mi necesidad intrínseca de estar inconforme, para bien o para mal, siempre inconforme. A veces quisiera poder conformarme fácilmente con las cosas, pero no sé si es la terquedad o el perfeccionismo o qué. Estando en Sevilla añoraba el desastre de mi casa, la calidez de mis hermanos (incluyendo sus gritos y pestes), el calor de Puerto Rico, la sensación de que las navidades ya estaban aquí... en fin, un sinnúmero de cosas que son imposibles de tener tan lejos del terruño propio. Ahora veo cómo, estando en Puerto Rico, echo de menos la privacidad de mi piso, las tertulias con mis compañeras y vecinos del complejo, la ropa de invierno (aunque no él frío); pero algo que no echo de menos es la soledad que se puede llegar a sentir entre cuatro paredes frías y muchas veces vacías. A veces me sentía tan sola que no me podía ni concentrar para estudiar.

Lo que me lleva a pensar: será todo esto sólo excusas para no hacer algo que no me llena del todo (comenzar con mi tesis) o es un momento que debo superar para poder trabajar con la investigación? Mis compañeros del doctorado y mi tutora coinciden en que éste es el momento de tanteo y dudas, que se siente como perder el tiempo pero que realmente no lo es. Pero cómo uno sabe si realmente no se está engañado y no está perdiendo el tiempo? Sólo el tiempo y los resultados dirán, y para mí, inconforme y para colmo acelerada, es muy difícil de tolerar... siempre siento que vivo con prisa.

Ahora que estoy en Puerto Rico, que he puesto los árboles de navidad de mi casa (sí plural, son tres); que he visto el especial del banco popular con mi familia; que me ha dado frío con los setenta y tantos grados que hace aquí de tarde; que he tomado coquito; que voy a cantar con el coro de la iglesia... y todas esas pequeñas cosas que definen la tan importante navidad puertorriqueña y que creía que me curarían de mi despiste académico, me encuentro de nuevo en el principio. Aquí, sinceramente, sin saber de qué escribir la tesis y sin muchas ganas de investigar, sintiéndome profundamente culpable de no llenar las expectativas de todos los que me tienen en alta estima; inconforme conmigo misma.

El domingo pasado inició el adviento, el comienzo del año litúrgico para los que comparten mi fe, y con él pido que comience de una vez mi trabajo. Que esas navidades que tanto esperaba y que nos estamos preparando para celebrar vuelvan a la semilla (como escribía Alejo Carpentier), al origen... las fiestas de la luz, la luz que para nosotros significa el niño Jesús. Qué él me traiga la fortaleza para no hacerme quedar mal ante mí misma y la fuerza de voluntad para empezar, ya sea en este lado del charco o el otro; siempre que aproveche al máximo el tiempo que tenga en cualquiera de mis dos ciudades.

All Hallow's Eve/ Víspera del día de los Santos

Escrito el sábado 10 de noviembre de 2007

En estos primeros días del mes de noviembre he visto el cambio en la naturaleza que supone la llegada del otoño. Para los caribeños nos puede parecer otro mes más sin mucho cambio en nuestro entorno natural. Pero, para los que viven en un clima sujeto a estaciones, la llegada del otoño significa mucho; como por ejemplo: el comienzo de la rutina porque ya que el verano alegre y despreocupado ha terminado... Claro nosotros decimos, "pero en Puerto Rico (igual que en el resto del caribe) hay "estaciones", bueno dos... tú sabes... el fresquito de la navidad, etc." Esto es prueba de que somos muy sensibles a los cambios de temperatura y poco tolerantes al frío. Lo que me lleva a concluir que: cuando eres un ser trasplantado desde el Caribe al Mediterráneo, percibes los cambios en las estaciones más que los propios que están habituados a ellos. Más aun, podemos sentir mejor su importancia.


* * *

La noche del 31 de octubre, como de costumbre, uno asume otra identidad más o menos tenebrosa. Antiguamente los celtas lo hacían para que los muertos, que esa noche resucitarían para apoderarse del cuerpo de los vivos, huyeran asustados. (En mi caso, prefiero la fantasía y las hadas) En nuestra era, el día siguiente se le dedica a todos los Santos; esos santos anónimos que son honrados post mortem en su hipotética santidad. Aquí en España es fiesta nacional y muchos toman el día para visitar el cementerio, otros, para revivir el cuerpo resacoso por la juerga de la noche anterior. En cualquier caso, este año el primero de noviembre, quizá en honor a las almas vagabundas, las temperaturas en Sevilla bajaron; por primera vez ya se sentía el otoño. Se percibía el comienzo de esa 'pequeña muerte' que la naturaleza tiene que sufrir para sobrevivir el invierno y florecer en primavera. No diferente a la petite mort el organismo debe reiniciarse para intentarlo de nuevo.

Hasta en Puerto Rico vemos cómo, poco después de cuaresma, los árboles lloran sus hojas para, casi instantáneamente, crecer otras. Seremos los caribeños iguales a nuestra flora? Prescindimos del invierno cuando es hora de llegar a la primavera, de renacer, de reponernos de la petite mort?

Ya que no todas las 'pequeñas muertes' son tan placenteras como la versión francesa, sé que cuando estamos muriendo, o eso creemos porque así lo sentimos, porque se nos están cayendo todas las hojas; pensamos que el invierno se avecina, pensamos que será una eternidad. Entonces es ahí que, antes de uno darse cuenta, nacen hojas nuevas, diferentes y mejores; que anuncian una nueva primavera.

Así como en la noche de Halloween nos escondemos en otredades porque están muriendo nuestras entrañas y no queremos que se queden con nuestro cuerpo... tan pronto como el día siguiente recordamos el papel benévolo que jugaron todos los que, de una forma u otra, ya no son parte de nuestro día a día. Somos capaces de colocarlos a salvo en el pasado, recordando todo lo bueno y todo el bien que nos hicieron. Esos fantasmas de los que nos escondíamos y nos llevaron al otoño, súbitamente y sin necesidad de un invierno largo y doloroso, son recordados como pequeños santos en nuestra vida. As'í permanecerán en el pasado pero nunca estarán ausentes.

Tarde Navideña

Escrito el martes 23 de octubre de 2007

Se me había olvidado que en Sevilla las tardes del comienzo del otoño se parecen mucho a las tardes de diciembre, enero y febrero en Puerto Rico. El domingo pasado, después del paseo dominical por el barrio del Porvenir, llegué a casa y me encontré con una sensación de felicidad inesperada. La noche anterior había hablado con Mami y me dieron la gran noticia de que el Abuelo había tranzado y cambió la fecha de la celebración de sus 80 para que yo pudiera estar. La nueva fecha es el 15 de diciembre, día que no puedo esperar a que llegue.


No sé qué tienen las fiestas de la familia Torres/Fernández- Rivera que me encantan. Siempre me la paso bien. Invito a mis amigos cercanos, los que ya son de la familia, y me encanta bailar con mis tíos, primos, abuelos... Por tanto, puede ser la suma de la noticia, la tarde de cielo azul y dorado y el aire fresco pero el sol caliente lo que me sumió en una nostalgia alegre (soy consciente del oxímoron) que me llevó a poner en el IPOD a Willie Colón, Lucecita y el especial de Navidad del BPPR. A mis compañeros de piso les pareció sumamente extraño que, mientras tendía la ropa limpia, suspirara y dijera: "Hoy hace una tarde navideña, voy a poner música de Navidad." Me miraron con cara rara y aún más rara se les puso cuando escucharon "la murga", "No hay cama pa tanta gente", "Temporal", "Honra y cultura", "Bomba en Navidad"... Tanto que Álvaro me comentó: "están obsesionados con el Lechón," le dije que sí.

Es curioso cómo una tarde soleada, con el doradito en el horizonte, puede conmoverme, y más aun que se me quite con la música. Aunque, conociéndome, es lo único que me consuela; la música y el baile... ahora que no tengo con quién bailar, me quedo con la música y bailo sola! El resto de mi tarde se convirtió en recordar las maravillosas fiestas puertorriqueñas en Navidad y esperar con ansias locas mi regreso a mi islita.

Después de cuatro años viniendo a España y dejando acá trozos de mi corazón me he dado cuenta que dónde tengo los trozos más grandes de mi corazón es en Puerto Rico. Claro que estoy en una ciudad espléndida, con una calidad de vida inigualable, pero no puedo evitar que Puerto Rico se quede con lo mejor de mí. Después de tanto tiempo queriendo venir a Sevilla, ahora no me quiero ir de Puerto Rico. Es como si aún estuviera allí. Por tanto, lo tengo muy claro, aprovecho la oportunidad que tengo de estar aquí, estudiando y trabajando, y regreso a compartir lo aprendido en Puerto Rico. Son unos años más, pero estudiando la literatura de mi isla, itinerante entre los dos lados del charco... pero dejando mi hogar en donde siempre ha estado.

Por ahora, a estudiar, escribir, y esperar alegre la venida de la Navidad. Qué les parece? Estupendo no?

Paris: de lo ridículo a lo sublime

Escrito el lunes 22 de octubre del 2007

La madrugada del martes pasado, cuando todavía era Lunes en Puerto Rico, embarqué hacia la ciudad luz: París. Tenía la esperanza de conocer una de las más importantes metrópolis del mundo y a la vez iniciarme en la academia de la crítica literaria porque participaría en un congreso de literaturas mestizas en Poitiers, al sur de París. Rocío, una muchacha que está conmigo en el doctorado, era mi compañera de viajes. Teníamos todo el martes y el miércoles para ver la ciudad; el jueves iríamos a Poitiers en tren de alta velocidad; y el viernes cerraríamos con broche de oro la visita, ya que el sábado en la mañana saldríamos de vuelta a Sevilla. Claro... pero el hombre propone y Dios dispone.


A pesar del cansancio del viaje y las pocas horas de sueño gracias a estar redactando los últimos toques del artículo "Mestizaje y música popular en Puerto Rico: Rosario Ferré y Ana Lydia Vega", me mantuve en pie y vimos el barrio donde nos estábamos quedando. Nuestro hotel de "3 estrellas" (al menos el baño estaba limpio y todo lo demás era tolerable) quedaba en Parc de la Villette: el barrio donde se sitúa el conservatorio de Música de París, la Ciudad de las Ciencias y el estadio donde presentan los conciertos. Fuera aparte de eso estábamos muy al nor-este del centro y dependíamos del metro para movernos. Después de almorzar en un restaurante italiano que había al lado del hotel nos dirigimos hacia el Moulin Rouge en Montmatre. En la calle del molino lo que hay son puticlubs... sí, puticlubs. Pero también esta el curioso museo del erotismo. Vamos a dejarlo en curioso, hay algunas fotos en los álbumes. Además hay un sinnúmero de sex shops y tiendas de Lencería muy interesantes.... jjejejeje. Nos dimos un paseo por el Barrio y decidimos tirar para la Torre Eiffel. Queríamos ver el atardecer allí y recogernos temprano para descansar.

Fue majestuoso ver la torre, especialmente cuando comenzó a iluminarse y luego el espectáculo de luces. Paseamos por los puentes del Sena y tomé unas fotos hermosas de la luna y la ciudad. Luego regresamos al hotel, Cenamos y me acosté a dormir lo más pronto que pude. Al día siguiente tocaba darle una vista a la Mona Lisa. El museo del Louvre es Espectacular. Completa la trinidad: El British museum, el Metropolitan Museum of Art de NY y el Louvre y he sido lo suficientemente afortunada de verlos todos.

Luego de cuatro horas de museo fuimos a la catedral de Notre Dame y vimos el barrio en el que está situada. Es una pequeña isla en medio del Sena con mucho carácter y encanto. Nos tomamos un chocolate caliente de merienda para descongelarnos un poco, ya que el frío que hacía no era normal, y seguimos hacia el mercado de flores más famoso de París. Es simplemente encantador. Después de unos cuantos euros en compras de figurillas de hadas (que me fascinan) dimos un paseo en otro barrio cercano donde hay una galería con tiendas conocidas y muchos restaurantes.

El jueves nos tocaba ir a Poitiers y exponer los artículos pero nuestro plan se vio frustrado por una huelga por parte de los empleados de gobiernos que no quieren que les aumenten el tiempo de trabajo a 40 años antes de retirarse. Los trenes, el metro y los autobuses no funcionaban. No había manera de salir de París que no fuera en carro alquilado o en avión. O sea que no se pudo. Se hicieron las llamadas pertinentes, hubo los breakdowns necesarios y nos quedamos tranquilas porque nos publican como quiera en las actas del congreso! Al menos tengo mi primera publicación!!! El resto del día lo aprovechamos en París: Subimos a la torre Eiffel, vimos el museo Rodin (hermoso) y CENAMOS EN BUDDAH BAR!! Fue perfecto, a pesar de que mi compañera tenía issues con el sushi, los precios y la hora de la cena. Claro, casi siempre pasaba eso: estábamos en Francia, que llevan el mismo horario que en PR y ella, española, no se lleva muy bien con cenar antes de las 9. Pero bueno... salió bien. Al salir, ya que el restaurante está en la Plaza de la Concordia, nos montamos en la Noria y vimos la vista de la ciudad de noche!!!
Sobrevivimos a un día sin metro y dependiendo de los taxis desastrosos de París.

El viernes fuimos a buscar el reembolso de los billetes del tren. De camino pudimos coger el metro, que estaba funcionando mas o menos a pesar de la huelga. Nos tardamos hora y media por ello y hasta nos tocó quedarnos atrapadas en medio del túnel porque se quedó sin luz y estaba repleto de gente. CLAUSTROFOBIA!!!! Para mantener el tema, entonces, vimos las catacumbas!!!!!!! Creepy, pero super interesante. Y finalmente llegué a los campos Eliseos!!! Vi el arco del Triunfo!!!! De camino le hice una visita a Chanel, Dior, Valentino, Hermes... Una pena que el cansancio de tantos días de turisteo, nos llevaran temprano al hotel, menos mal porque no había metro otra vez y tuvimos que pelear en el frío por un taxi.

Rehicimos las maletas y el sábado estábamos de vuelta, un poco desilusionadas pero encantadas con la ciudad que visitamos. En fin, creo que, como en toda ciudad de dicho calibre, nos quedaron cosas por ver, pero vimos mucho y lo disfrutamos. Los franceses nos trataron super bien e incluso nos dijeron que no veríamos París por completo sin huelgas. Aunque me hubiese gustado ver algún un museo más y presentar en Poitiers, me quedo conforme con mi viaje. Fue una experiencia muy bonita, que me encantaría repetir... esta vez con otro enfoque... quizás uno más romántico, al fin y al cabo, es PARÍS!


Un coquí fuera de su bromelia

Escrita el 4 de mayo de 2007

Aquí estoy, frente al ordenador tratando de continuar con los numerosos trabajos que debo entregar en un mes para completar mis clases del doctorado. Debo decir que esta experiencia ha sido muy grata, las clases, las tertulias con los profesores, las cervezas entre los alumnos. Pero, como siempre entre los puertorriqueños (No se crean que somos los únicos, al menos todos los iberoamericanos que conozco funcionan así) lo pudimos haber hecho antes pero no lo hicimos. No es que vaya tan mal, llevo uno terminado y dos empezados, pero los pude haber hecho con muchísimo más tiempo. Incluso ahora estoy postergándolo con el mero hecho de escribir esta notita.


También cabe decir que extraño mucho mi islita y el maravilloso clima tropical. Con la entrada oficial de la primavera, cosa que los puertorriqueños no siempre tenemos la oportunidad de vivir, han llegado las alergias, las lluvias y los cambios absurdos de temperatura. Hace dos días calleron 87 litros por metro cuadrado de lluvia, casi me sentí en casa. Pero no es suficiente. La humedad negativa que renia en esta ciudad me tiene como un coquí fuera de su bromelia, con la piel reseca y los ojos arenosos. La falta de playa y sol que caliente me tiene páilda (aunque todos dicen que ya quisieran tener mi color de piel, claro, no han visto los niveles de carbonización del sol antillano).

Fuera aparte de los asuntos medio-ambientales, me hacen falta mi familia y mis amigos. No es lo mismo cultivar amistades en una tabula rasa que mantener amistades que conocen tu historia. últimamente me están haciendo falta esos amigos a los cuales no les tengo que explicar toda la bibliografía sobre mi vida. Necesito a los que la han escrito junto a mí. Este verano procuraré caer en tiempo y recargar las baterías con todos ellos.

Supongo que esta digresión debe terminar para continuar con mis deberes de doctoranda y poder alcanzar las metas que vine a buscar tan lejos de mi patria.

hasta pronto

Una foto vale más que mil palabras...