lunes, 10 de marzo de 2008

Tarde Navideña

Escrito el martes 23 de octubre de 2007

Se me había olvidado que en Sevilla las tardes del comienzo del otoño se parecen mucho a las tardes de diciembre, enero y febrero en Puerto Rico. El domingo pasado, después del paseo dominical por el barrio del Porvenir, llegué a casa y me encontré con una sensación de felicidad inesperada. La noche anterior había hablado con Mami y me dieron la gran noticia de que el Abuelo había tranzado y cambió la fecha de la celebración de sus 80 para que yo pudiera estar. La nueva fecha es el 15 de diciembre, día que no puedo esperar a que llegue.


No sé qué tienen las fiestas de la familia Torres/Fernández- Rivera que me encantan. Siempre me la paso bien. Invito a mis amigos cercanos, los que ya son de la familia, y me encanta bailar con mis tíos, primos, abuelos... Por tanto, puede ser la suma de la noticia, la tarde de cielo azul y dorado y el aire fresco pero el sol caliente lo que me sumió en una nostalgia alegre (soy consciente del oxímoron) que me llevó a poner en el IPOD a Willie Colón, Lucecita y el especial de Navidad del BPPR. A mis compañeros de piso les pareció sumamente extraño que, mientras tendía la ropa limpia, suspirara y dijera: "Hoy hace una tarde navideña, voy a poner música de Navidad." Me miraron con cara rara y aún más rara se les puso cuando escucharon "la murga", "No hay cama pa tanta gente", "Temporal", "Honra y cultura", "Bomba en Navidad"... Tanto que Álvaro me comentó: "están obsesionados con el Lechón," le dije que sí.

Es curioso cómo una tarde soleada, con el doradito en el horizonte, puede conmoverme, y más aun que se me quite con la música. Aunque, conociéndome, es lo único que me consuela; la música y el baile... ahora que no tengo con quién bailar, me quedo con la música y bailo sola! El resto de mi tarde se convirtió en recordar las maravillosas fiestas puertorriqueñas en Navidad y esperar con ansias locas mi regreso a mi islita.

Después de cuatro años viniendo a España y dejando acá trozos de mi corazón me he dado cuenta que dónde tengo los trozos más grandes de mi corazón es en Puerto Rico. Claro que estoy en una ciudad espléndida, con una calidad de vida inigualable, pero no puedo evitar que Puerto Rico se quede con lo mejor de mí. Después de tanto tiempo queriendo venir a Sevilla, ahora no me quiero ir de Puerto Rico. Es como si aún estuviera allí. Por tanto, lo tengo muy claro, aprovecho la oportunidad que tengo de estar aquí, estudiando y trabajando, y regreso a compartir lo aprendido en Puerto Rico. Son unos años más, pero estudiando la literatura de mi isla, itinerante entre los dos lados del charco... pero dejando mi hogar en donde siempre ha estado.

Por ahora, a estudiar, escribir, y esperar alegre la venida de la Navidad. Qué les parece? Estupendo no?

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