
Alanis dice que debes saber…
Primero lo primero, para no romper con la cronología porque hay cola para mis palabras.
Había notado unos ojos tristes, pero no lo eran; de culpabilidad, pero tampoco; de pedir perdón, no; justificantes… menos. Siempre acompañados por una sonrisa apologética que me hacía preguntarme qué había sucedido tras de ellos, qué pensaban y qué habrían hecho para hablar así. ¡Ahora ya lo sé! ¡GOL!
Ya no son esos que me miraban antes inocentes, oh no, ya no. Tampoco dicen aypobredemí como pensaba torpemente, ni fingen prometer futuros que se quedaron en la sola imaginación. Son ojos de pez, puede que, algunos días, hasta de pescao. Ojos que lo único que saben hacer es engañar, omitir, sugerir; correrle la máquina a quien sea que los mira. Pero ya no. Ahora los miro sabiendo, entendiendo, conociendo la poca necesidad real y la mucha necesidad aparentada.
Se acabó el partido, GOL, ¿empataste? No… porque en este juego no hay ganadores a corto plazo. No, doce lunas no son suficientes para saber, hay que seguir esperando, ten paciencia. Aprende a tener paciencia.
En el silencio encontré la respuesta.
Ya sé por qué me miras con esos ojos.
