sábado, 19 de marzo de 2011

Luna para los lunáticos

Foto de Diana M.

Con el corazón pero nunca sólo con el corazón

Hoy resulta que la Luna se encuentra lo más cerca de la Tierra que ha estado en 18 años y desde mi ventana en Sevilla se ve grandiosa. Desde la ventana de este cuarto de alquiler, mi habitáculo, se ven muchas cosas... Desde mi ventana veo mi futuro en esa Luna que todos, hoy, miramos con mayor asombro. 

No sé si porque soy Cáncer o porque la Luna está tan cerca... el astro más cerca... siempre... le tengo especial cariño. Vamos, hasta mi cuerpo le cogió cariño cuando decidió alinear fielmente, al dedillo, mi ciclo con el suyo... no en balde son nueve lunas, pues mi cuerpo es tan cuadriculado que tiene que ir a la par... cuando no hay Luna lloro, cuando la hay aúllo. Sólo con los incesantes viajes transatlánticos que ha sufrido mi pelvis, cuna de nuestra luna -sí, porque es mujer-, se ha desfasado y estoy convencida de que hoy está tan cerca que le ha dado un vuelco y ha regresado a su ritmo habitual. Cinco años de desfase y mi cuerpo me está diciendo que todo tiene su final y que mi círculo desfasado se está cerrando con esta tesis que llevo pariendo desde verano y que mes a mes va sangrando mis entrañas y mis neuronas. Cinco años de quiropráctico no han podido ajustar mi organismo, para ello me tengo que superar y llegar a lo más que puedo ser: Doctora. Mis muñecas están totalmente dilatadas en pleno parto, página a página se va quemando la retina tras estos espejuelos. 

Sólo hay un único problema: la vida después de la tesis se está colando velozmente por mi ventana directamente desde el Caribe y el tiempo apremia. Me estoy dejando distraer por cosas que llegarán pero que si no cierro el círculo a tiempo llegarán más tarde. Todo por lo que he rezado lo tengo y parece que no he rezado lo suficiente por la concentración. Estoy luchando con una mente dispersa, un clima que mejora cada día y un amor que cada vez se hace más grande. Día a día escribo, leo, corrijo y me debo a mi tesis porque sin ella no habría blog, Sevilla, o estos cinco años que se van cerrando en torno a ella. Los nervios del parto son horribles, me entran contracciones en el pecho y en el lado izquierdo de la cadera cuando trato de explicar una fonda... cuando trato de explicar la atracción de los puertorriqueños al culo de Iris Chacón... cuando trato de explicar la multitud boricua en Llórens... cuando me rindo y comento que en Puerto Rico no hay definición y sólo se pueden describir nuestras poses, nuestras aversiones a lo permanente, nuestra consistencia en la transitoriedad de nuestro status y cómo todo eso nos hace más caribeños que estadounidenses... "pero si tu eres gringa" ... y me hierve la sangre.

Por mi ventana se puede ver la Luna que se ve en el Caribe y la Luna que miraré desde allá cuando todo esto acabe. Si ella mirara dentro de mi habitación me vería de espaldas, escribiendo en un ordenador casi todo el día... de espaldas a la ventana porque no soy lo suficientemente fuerte como para estudiar mirando cómo le crecen las hojas a los árboles en primavera. En Oxford sí que podía estar en la ventana... pero es que allí estaba el radiador y afuera hacía tal mal tiempo que me apiadaba de los que caminaban por St. Giles mientras los miraba desde mi atalaya en la Taylorian, desde la mesa de la que me apoderé para escribir el primer capítulo de mi tesis... un capítulo anglosajón, oxoniano, directo al punto. Si la Luna mirara desde mi ventana a lo largo del día me vería dormir, casi siempre demasiado, me vería en la cama desde la que la miro -porque puse mi cama justo en la ventana- descansando la cadera de la posición en la que estoy casi todo el día. Casi todo el día frente a la computadora que se llena cada vez más de cosas que no son tesis y sí son vida, mi vida, la que me espera pero que ya no tiene paciencia de esperarme y se quiere colar. BASTA, la tengo que detener para poder explicar a mi Puerto Rico de una vez por todas en ese tribunal europeo que me dará el título europeo que exportaré al territorio no incorporado que es nuestra isla... nuestra isla, que me atrevo a decir, quisiera jamás se incorporara porque es nuestro deber mantenernos eso... Isleños que no Insularistas. Isleños del Caliente Caribe que nos baña por el Sur y al que le debemos nuestro SER y nuestro Ay Bendito.

Me viene a la cabeza un jingle de la compañía de turismo "La isla me está llamando, vamos a celebrar" creado para que visitáramos y conociéramos nuestra pequeña isla. Que fuéramos de turismo interno a "la isla"... que para algunos se queda grande al darnos cuenta de todo lo que no hemos visto, probado, sentido de ella.... ¿pero, no estábamos ya en ella? La misma compañía de turismo que en mi adolescencia tiró ese eslogan, en 2010 se corrigió al ver que no somo sólo "la isla" vs. "el área metro"... a ver, si somos sólo unos escasos 9000 kilómetros cuadrados ¿en dónde cabe esa distinción? Bueno, al caso... resulta que a pesar de ser de San Juan (Cupey para ser exacta) siempre me pareció rara esa diferencia, no sé si por mi enseñanza Montessori o mi liberal desarrollo crítico UHSiano, pero jamás olvidaré los materiales del salón de Delia en la elemental de Casa Montessori del Niño en los que echábamos agua para aprender qué era un archipiélago, un istmo, una península, etc...  Así fue que aprendí que Puerto Rico ES un archipiélago. A Turismo le tocó llegar a segundo grado de primaria ahora, en el siglo XXI, para hacer de nuestra propaganda: "Las Islas de Puerto Rico" / "The Islands of Puerto Rico" pintada en un despolitizado amarillito de lo más mono. Con razón mi madre está convencida de que si pasas por el salón de Delia ya estás listo para ir a la universidad, definitivamente allí aprendí muchas más cosas además de las efes cursivas que siempre me han gustado tanto. 

¿Dónde dejará eso a nuestros Ministros de Turismo? Ay, ¡verdad es! No tenemos Ministerio de Turismo porque para eso tendríamos que desterritorializarnos y en el Department of Commerce donde está la Oficina de Turismo pues es que Puerto Rico es sólo eso... un destino turístico para americanos que no necesitan pasaporte para visitarnos. "Go to Puerto Rico" lee otro de los eslóganes "United States Passport not needed" dice en www.seepuertorico.com. Claro, porque hay que ver a Puerto Rico, como si fuera el Gran Cañón o las Cataratas. Y muchos estadounidenses se preguntarán qué arreglo habrá para no necesitar pasaporte para ir a Puerto Rico y el porqué de tanto papeleo para ir a Cuba... Eso es así, "Puerto Rico does it better"... Puerto Rico sin Ministros, con Hacienda para servirle y que nos sirve en bandeja la burocracia. Al menos, si no tenemos ministros, ni en Hacienda, nadie tiene que servir, el verdadero mandatario sirve... para que funcione tiene que servir a su pueblo y para ello están los ministerios, del latín ministerium: servicio. Total, es que en Puerto Rico, cada "servidor público" tiene su propio "pueblo" y nadie tiene claro a quién es que hay que servir. 

Claro, ¡Puerto Rico lo hace mejor! Y a ese Puerto Rico cada vez más confundido y disparatado es que al parto y estoy pariendo... y ese Puerto Rico que tan bien lo hace es el que me llama para regresar más consciente de quién soy, cómo soy y de lo que quiero ser. Tuve la oportunidad de crecer, en el buen sentido de la palabra, fuera de las islas... algunas veces con un pie y medio cerebro allá, otras con todo mi cuerpo y alma aquí y ahora que me dejé el corazón allí lo necesito por momentos para terminar de parir. Para completar las últimas dos lunas que me quedan antes de desesperar ante la era que está pariendo este corazón. Ya lo dijo Silvio en el 67... año en el que Macondo ve la luz:

Le he preguntado a mi sombra
a ver como ando para reírme,
mientras el llanto, con voz de templo,
rompe en la sala regando el tiempo.

Mi sombra dice que reírse
es ver los llantos como mi llanto,
y me he callado, desesperado
y escucho entonces: la tierra llora.

La era está pariendo un corazón,
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle.

Debo dejar la casa y el sillón,
la madre vive hasta que muere el sol,
y hay que quemar el cielo
si es preciso, por vivir.
Por cualquier hombre del mundo,
por cualquier casa

 El espanto que vive Puerto Rico es de locos y lunáticos... un espanto privado, nuestro, poco televisado fuera de los lindes  del archipiélago, escondido entre el llanto y el encanto, me hace querer volver con todo lo que aprendí y desaprendí porque allí es que tengo mi lugar. 

Una foto vale más que mil palabras...