jueves, 5 de enero de 2012

Oda al Padre

Este nuevo año trae mucha expectativa, especialmente ya que vivo oficialmente en la isla. Trae muchos planes -profesionales y personales-. Como siempre, esperamos que traiga más y mejores cosas que el año pasado y que se lleve el 2011 lo malo para no volver más a caer en lo mismo. Bueno, pero yo me pregunto: qué tiene de diferente un día de otro; el sol sale por el mismo lado, llueve igual que todos los días en el Caribe, hace el mismo calor y las iguanas -gallinas de palo- se aparecen en la cocina como si fuera cualquier otro día. De hecho, he empezado a pensar que Puerto Rico -como Macondo- terminará destruido no por hormigas si no por Iguanas. Nada, hablo mucho para decir que mis intenciones de "echar pa'lante" son las mismas que tenía el 30 de diciembre y las mismas que tengo hoy.

En cuanto a mí, mi escritura y sobre todo mi lectura: más me vale que me ponga al día pues los proyectos son abrumadores y muy emocionantes... A todo esto, miro para atrás y quiero resaltar un hecho: A mediados de diciembre del 2011 el consultorio de mi Papá cumplió 30 años de servicio al público. Después de haber empezado como una pequeña empresa familiar -y lo sigue siendo-, ahora es un vivo ejemplo de dedicación y sacrificio. Tanta cosa con cambiar las canciones del Gran Combo, pienso que deberíamos mirar más a fondo aquello que desde siempre se planteó como una fuente de sustento y espejo de lo que debería ser la iniciativa puertorriqueña de "echar pa'lante". Para cuando el Combo estaba cantando sobre cómo "vivir la vida comiendo durmiendo y no haciendo ná", hubo una generación -los baby boomers- que se lanzaron a la aventura de ser sus propios jefes y con sus empresas cargan hoy día nuestro país. 

No me malinterpreten, como buena cocola considero que la versión original de la canción del Gran Combo es la mejor y tiene una profundidad que su nueva versión ha dejado de lado. Agrupaciones como el Combo también son ejemplo de cómo el arte es un sustento y fuente de trabajo honesto; a través de ellos nuestras generaciones conocen la idiosincrasia de nuestros padres y abuelos. Sus crónicas musicalizadas y los grandes soneos son mejor prueba de lo que es Puerto Rico de la que encontramos en algunos libros de historia.

Volviendo al tema, allí en esa pequeña empresa familiar aprendí a trabajar los veranos a cambio de un radio que usaba para grabar canciones de la radio a casettes. Luego, trabajé por hora y por el salario mínimo que me enseñó cuántas horas hay que trabajar para comprarse un par de mahones. Pude trabajar junto a mis amigos, mi padre y compañeros que me vieron crecer pues "la oficina" es más vieja que yo. Me enorgullece saberme parte y razón de un proyecto como tal y por eso, cuando me pidieron que escribiera una semblanza sobre mi papá para una fiesta, lo hice con mucho gusto y humildad. Aunque no pude ir a la fiesta -parece que sí hay un límite a cuánto lechón uno puede comer en Navidad-, cuando mi papá llegó me contó que usaron lo que les di para que un trovador improvisara sobre su figura. Mi mamá me confesó que se puso rojo y hasta le dieron hasta sudores de la emoción y sorpresa. Espero poder ver algún vídeo, pero me quedo satisfecha. Por lo demás, les dejo lo que escribí y con mucho gusto lo uso para abrir las hojas del 2012 en Margaritas Lunáticas. ¡Feliz año!

Hace treinta años abre las puertas la Oficina Dental Dres. Torres Fernández y Gilbert, un nene de veintipocos, junto a su hermano, se dio a la tarea de echar adelante lo que ahora es una exitosa empresa familiar. Mi papá, sí porque no tengo forma de escribir esto en tercera persona, parece que fue un pequeño over-achiever; y digo "parece" porque nunca nos lo dijo... Yo me di cuenta cuando ya era grande y ayudaba en a oficina. Me puse a mirar lo que siempre me parecieron cuadros en la pared y resultaron ser diplomas y placas que siempre lo ponían de presidente de esto... primero en lo otro, o decían "por sus altos logros en..." Bueno, creo que ya entendieron el punto. Lo digo porque esto lo ha caracterizado como una persona humilde que siempre ha sabido guiarnos, -a sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, estudiantes... - sin alardes de grandeza; todo lo contrario, con justicia y rectitud hasta cuando tiene el bigote alzado debajo de la trompa. 



Papi es, esencialmente, una persona dedicada que cree y da el ejemplo de que yendo todos los días a trabajar con alegría y sencillez uno poco a poco se va ganando el Cielo. Pero, lo que mejor se le da es traer ese Cielo a la Tierra. Claro, a quién le gusta esperar por lo bueno si se pueden disfrutar los frutos del buen trabajo hoy y ahora. Él y su familia somos ejemplo de ello. Una familia grande, sin duda, que da fe de su confianza en Dios y en su generosidad. 



Él también es un ser generoso como ningún otro, no escatima en aquello que se le pide ni en lo que gustosamente ofrece a los suyos en casa y en el trabajo -su segunda casa y familia extendida-. Para él todos somos familia y así nos trata, no es que ahora, por ser abuelo, se haya enchochado; detrás del bigote siempre hay alguna sonrisa o chiste -quizás vellón- que nos deja saber que nos aprecia en cantidad. Se acuerda de los nombres y apellidos de todos, o al menos del sobrenombre que nos ha puesto. Alguna vez hemos presenciado o protagonizado alguna de sus expresiones inadecuadas de humor o franqueza que nos matan de la risa y se vuelven cuentos para la historia. A mí me los contaban Tata, Tuti o Juuuuulia. 



No sé si fue por azar, pero esa canción con la que nos deleita chisteando resume en parte su filosofía porque "la familia es una institución donde el individuo toma formación, y si no formamos un mejor hogar marchar bien no puede nuestra sociedad". 

Una foto vale más que mil palabras...